Su firme convicción sobre el arte transformador y comprometido con el entorno,
le llevó a formar parte de colectivos muy significativos en el panorama español
de posguerra: Los Siete (1949), Parpallós (1956) y Hondo (1960). En este último
grupo, que supuso nuevos planteamientos figurativos frente al Informalismo,
Genovéss desarrolló una pintura de carácter expresionista y provocador.
Juan Genovés en su taller
En la década de los sesenta, tras una breve crisis pictórica y una relación profunda
con los movimientos de oposición al régimen franquista, comenzó a plantear dos
temas: el «individuo solo», resuelto inicialmente como un «collage» en relieve,
y la «multitud», tratado con tintas planas y estructuras plásticas de aspecto
cinematográfico.
Esta última propuesta se concretará con el tiempo en un singular realismo político
de fuerte denuncia social, confeccionado a partir de la manipulación de imágenes
proporcionadas por los medios de comunicación de masas. En los años ochenta
inició un nuevo periodo en el que se interesó por el paisaje urbano, reduciéndolo
a una gama cromática de grises, azules y ocres que constituyen lo que se ha dado
en llamar «espacios de la soledad».
Los últimos años su obra ha dado un giro hacia la investigación del movimiento
estático en la pintura, la multitud se ha convertido en la referencia para hablar
del problema de la pintura y el ritmo visual.
Ha sido galardonado con la Mención de Honor (XXXIII Biennale de Venecia, 1966),
la Medalla de Oro (VI Biennale Internazionale de San Marino, 1967), el Premio Mar
zotto Internazionale (1968), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), el Premio
de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la Medalla de Oro al
Mérito en las Bellas Artes, Ministerio de Cultura (2005).