jueves, 13 de febrero de 2014

Goya en el taller


Don Manuel Osorio Manrique de Zúñiga, es un cuadro de Francisco de Goya conservado en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. 

Goya lo representa como un muñeco, más que como un niño. Está rígido, sin moverse. El gesto es serio, de expresión impenetrable. Viste con ricos ropajes, a la moda del momento: un traje de color rojo intenso con una faja dorada. La luz queda en la parte superior del cuadro. En la parte inferior, diferenciándose del niño, hay una serie de animales, cada uno con un contenido simbólico propio. Así, hay una urraca, que el niño agarra con una cuerda, y que en el pico lleva un papel; en él puede leerse el nombre y la fecha de nacimiento del modelo; este animal sería el símbolo de la curiosidad. 



#AquíPintasMucho












En el piso superior de la Quinta del Sordo, se encontraba una de las pinturas más enigmáticas de toda la serie, Perro semihundido. La escena es bien simple: la cabeza de un perro asoma por un talud, parece mirar algo situado a la derecha, en posición ligeramente elevada, pero allí no hay nada detrás de un espacio indefinido. No sabemos a quién mira el perro, la acción es totalmente intemporal, y desconocemos si el perro está en pie, flotándose o hundiéndose. Toda la información que nos proporciona esta imagen la tenemos ante nuestros ojos, sin embargo, el Perro semihundido nos produce una extraña sensación de inquietud y desasosiego. Valeriano Bozal dice "La imagen presenta un instante, sin que lo anterior o lo posterior aclaren y consuelen...El gran misterio de esta pintura consiste precisamente en haberse logrado en ella una tensión justa dentro de lo inestable, una proporción dentro de lo desproporcionado...".