domingo, 22 de diciembre de 2013

¡Con una manzana sorprenderé a Paris!


“No son los objetos lo que debe llamar la atención, sino la disposición de los colores y las formas sobre la superficie del cuadro, tal cual las ve el pintor con sus ojos”.



Cézanne intentó conseguir una síntesis ideal de la representación naturalista, la expresión personal y el orden pictórico. Manifestó un interés progresivo en la representación de la vida contemporánea, pintando el mundo tal como se presentaba ante sus ojos, sin preocuparse de idealizaciones temáticas o afectación en el estilo. Luchó por desarrollar una observación auténtica del mundo visible a través del método más exacto de representarlo en pintura que podía encontrar. Con este fin, ordenaba estructuralmente todo lo que veía en formas simples y planos de color. Su afirmación «Quiero hacer del impresionismo algo sólido y perdurable como el arte de los museos».

Son muy características y fácilmente reconocibles sus pinceladas, a menudo repetitivas, sensibles y exploratorias. Estas pequeñas pinceladas y planos de color se conjugaban para formar campos complejos, expresando al mismo tiempo las sensaciones del ojo que observa y una abstracción de la naturaleza observada.


Cézanne se esforzó por comprender y reflejar la complejidad de la percepción visual humana. Quería ofrecer una visión auténtica de la realidad, y para ello observa los objetos desde distintos puntos de vista, lo que le lleva a representarlos desde perspectivas diferentes simultáneamente. La obra de madurez de Cézanne muestra el desarrollo de un estilo de pintura solificado, casi arquitectónico. La intensidad de sus colores, unida al aparente rigor de la estructura compositiva, indican que, a pesar de la frecuente desesperación del propio artista, había sintetizado los elementos básicos de representación y expresividad de la pintura de un modo muy personal.




Estaba interesado en la simplificación de las formas mentales que ocurrían naturalmente a sus esencia geométrica:
Todo en la naturaleza se modela según la esfera, el cono, el cilindro. Hay que aprender a pintar sobre la base de estas figuras simples; después se podrá hacer todo lo que se quiera.
Cézanne, 1904.

Su retrospectiva en el Salón de Otoño de 1907 impactó a la vanguardia  parisina por su simplificación geométrica y fenómenos ópticos, l o que inspiró a Picasso, Braque y otros. Hay una frase que se le atribuye tanto a Matisse como a Picasso, según la cual “Cézanne es el padre de todos nosotros”